Uno de los problemas y enigmas de ser turista es que no se conocen los códigos de los lugares visitados. Confiados por una visita previa llegamos a San Cristóbal de las Casas con un poco más de soltura. Sin embargo, aún con asesoría, dudábamos de muchas cosas, por ejemplo si era prudente tomar fotos con el iPhone en la manifestación en el día de acción contra Monsanto; tampoco supimos si fue muy fresa preguntarle a la Negra qué significaba estar enduendado; o si acercarse mucho a la ceremonia maya de agradecimiento a la milpa, sin tocar un instrumento, estaría bien visto. Hicimos todo y al parecer no se cometió ninguna ofensa. No obstante, el asunto se fue poniendo más complicado a medida que nos alejábamos de la ciudad y nos encontrábamos con letreros en la carretera que decían: RESPETA LAS SEÑALES. AQUI “EL PUEBLO MANDA”. DISMINUYA SU VELOSIDAD. MÁXIMA 20KM/HR. MULTA X EXCESO DE VEL. $500.00 (sic). No supimos interpretar muy bien las comillas pero la frase se escuchaba amenazadora. Más adelante, cuando quisimos comprar cervezas para el campamento de la noche y no fue posible conseguir ni lata, ni botella, ni caguama, ni ninguna otra presentación en 50km a la redonda, nos dimos cuenta que verdaderamente estábamos en un lugar muy lejano y muy distinto.
Estos encuentros con el otro conmueven, nos ponen frente a un espejo y nos hacen preguntarnos por nuestras formas de comunicarnos, de divertirnos, de mirar la naturaleza y el mundo en general (para este momento creemos sinceramente que tal vez la ceremonia maya sí tuvo algún efecto en nosotros y que conmovió nuestro incrédulo corazón. ¿Habrá sido el copal? ¿El olor de la juncia? ¿El saludo a los puntos cardinales?)
Si ya nos habían coartado nuestro plan de tomar alcohol no podían impedirnos comer como reyes. Una tarde estacionamos la Westfalia en Tziscao y nos dirigimos al local de la Sra. María Consuelo, frente al mirador del lago. Para comenzar pedimos sin dudarlo dos órdenes de chinculhuajes, que son una especie de gorditas de maíz rellenas de frijoles refritos o chorizo y queso fresco. Muy ricos, con un ligero sabor ahumado del comal de leña. De plato fuerte pedimos la especialidad del lugar, el queso asado, un queso fresco de la región envuelto en hoja de plátano y asado al comal, viene acompañado de chorizo de Teopisca, también asado, frijoles negros de olla y aguacate. Se acompaña con tortillas hechas a mano y una salsa de molcajete de chile Miracielo (chile de árbol seco), jitomate y cebolla asados y un poco de cilantro, exquisita, todavía con trozos de ingredientes que no estaban completamente deshechos. La comida fue abundante.
Al llegar la cuenta fue evidente que seguíamos siendo turistas. Pero qué más da, no hay viaje utópico y sin embargo sí puede haber comunicación y aprendizaje de las partes. La Sra. María Consuelo fue muy cariñosa con nosotros y al marcharnos nos regaló dos jugos de piña de Guatemala. Nos fuimos muy felices rumbo a Comitán en busca de Mauricio y el pan compuesto…
Comedor de la Sra. María Consuelo: Carretera La Trinitaria-Paleque| Mirador de Tziscao | Tziscao, Chiapas
Promedio de consumo por persona entre $120 y $150 Pesos
La última entrada de mi blog fue sobre un viaje a San Cristóbal hace muchos años. Turistas encontrándose con turistas en una tierra marcada por el colonialismo sangrante sobre su gente.
Sancris es una mezcla muy extraña de colonialismos que van en todas direcciones. Fue extraño ver dos fotos conocidas en tu blog. ¿Eres xalapeño?
Si quieres retiro las fotos. Habrás visto que he citado la procedencia y a las autoras. Las enlace porque las entradas que les acompañan se me ocurrieron al verlas.
Si a ti te parezco xalapeño, soy xalapeño.
No hay problema por lo de mi foto, quise decir que fue sorpresa. No eres xalapeño pues.
Hace un par de años colgué un texto que escribió Antonio Gala, 20 años atrás, en el que entrelaza muy bien amor y comida, la pasión por una persona ligada a una experiencia gatronómica. Creo que es una narración muy en la línea de las que va lanzando el colectivo tripa. http://jmargen.blogspot.com.es/2011/07/los-mejillones-de-antonio-gala.html
Jime, me encanta esta observacion: “…no se conocen los códigos de los lugares visitados.” Tan cierto.
Es raro cuando pasa, no?
jimeee..por aqui la negra al teclado,por fin visito tu blog viva!
feliz cumple que yo tb lo estuve al párecer si mal no recuerdo somos del mismo 5.
abrazos,de las montañas
Qué coincidencia! Felicidades también! Gracias por leer! Un beso!